La estructura del ensayo consiste en:
Planteamiento: Se establece el tema, así como la tesis básica que se expondrá en el resto del escrito. Se sugiere comenzar con una frase célebre relacionada con el asunto, una anécdota, alguna estadística que ilustre la problemática o, si la temática es poco conocida, una definición.
Desarrollo: Es la parte más importante del ensayo, pues el ensayista “avalará sus tesis o proposiciones para convencer a sus lectores o destinatarios de la verdad de su postura”. Asimismo, es la parte más extensa del ensayo.
Conclusión: “Después de agotar todas las argumentaciones se llega a una idea final como resultado de todo el proceso […] hasta que surge finalmente un camino de solución al dilema esbozado en el planteamiento”. Es muy común que se concluya con una o varias propuestas para resolver la situación, o bien, sobre todo en el caso del ensayo de tipo literario, con una frase contundente que encierre el punto de vista del autor sobre el tema. Asimismo, debemos responder a la tesis que se presentó en el planteamiento, determinando si fue comprobada o no.
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